sábado, 21 de noviembre de 2009

Los Mapuches y el Libro de Mormon

Mucho se ha hablado siquiera durante la última parte del siglo XX, de que la geografía del Libro de Mormón, contrario a lo que algunos líderes o eruditos de la Iglesia suponían en el siglo XIX y principios del XX(asunto debatible), no corresponde a todo el continente americano, sino a una pequeña parte de este, (Teoría de la Geografía limitada) sostenida por destacados estudiosos SUD. No es mi objetivo, aducir una u otra. Sino destacar las leyendas mapuches precolombinas, (aquellos que no conocen este pueblo habita el Sur de Chile y en parte el sur argentino) dentro de sus mitos y leyendas existen variadas similitudes con historias cristianas, que llaman la atención.
La existencia de una vida preterrenal, una guerra en los cielos y la expulsión del bando de espíritus sublevados son conceptos que están presentes en el siguiente relatora mapuche:
Una vieja leyenda mapuche, transmitida verbalmente de generación en generación, da cuenta de cómo fue creado el mundo.
Entonces, dicen tierra no había, agua tampoco había, ni plantas, ni árboles, dicen, todo era nada, dicen.
Entonces, en los aires vivía un espíritu poderoso, dueño de todos los aires, y con él, dicen, vivían también otros espíritus como él y que le obedecían porque ...el mandaba a todos.
Entonces, dicen, los espíritus que no mandaban, quisieron mandar también, y no le quisieron más obedecer al espíritu grande, y uno dijo, dicen: “nosotros mandaremos ahora porque somos muchos y el está solo”.
Entonces el espíritu grande que no estaba solo, quedaban algunos otros espíritus que eran buenos y querían siempre obedecer al jefe, no muchos, un poquito no más era, dicen.
Entonces el espíritu grande se enojo, dicen, y mandó a los demás espíritus buenos a que juntaran a todos los malos; ellos no querían, pero el espíritu que mandaba pataleaba y lanzaba fuego por sus ojos.
Entonces, dicen, todos fueron alcanzados, los apilaron en un gran montón, y cuando estuvieron así, dicen, el jefe mandó a sus mocetones fieles escupirles encima. También le escupió él, y por todas partes donde caían los escupos, dicen que los cuerpos endurecieron como piedras; como una manzana grande de piedras todos era, dicen.
Entonces el espíritu grande les puso el pie encima, dicen, y se abrieron los aires por el mucho peso de todos los espíritus y cayeron, y al caer, dicen, se partió esta gran bola y quedaron los pedazos esparcidos formando montañas.
Entonces, dicen, sucedió que todos los espíritus eran de piedra, porque a los de adentro del montón no les habían tocado los escupos. Estos espíritus eran de fuego vivo y se encontraron encerrados entre las piedras de los cuerpos de sus hermanos, así dicen que estaban. Entonces ellos querían salir de adentro y empezaron a trabajar, y cavaban, y hacían hoyos como unos pozos para salir. Pero no podían, y rabiaban y peleaban entre ellos porque se echaban la culpa de lo que había sucedido, y era tanto fuego que tenían en el cuerpo, dicen, pero ellos no pudieron salir, porque no lo quería el espíritu que mandaba; sólo, dicen, se volaron con las cenizas y las llamas unos espíritus que no habían sido tan malos como los otros y que se habían encontrado metidos en la pelea. A éstos, el jefe les permitió salir, pero no los quería más recibir entre sus mocetones y los dejó así no más, colgados en los aires. Ellos son los que se ven de noche y que brillan como luces de fuego que tienen en sus cuerpos y que llamamos estrellas.
(Historia General de Chile, Alfredo Jocelyn-Holt;31-32p.).
Nota: El autor es un destacado historiador chileno que no tiene ninguna relación con la Iglesia.
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